ANGEL APOCALIPTICO: Terapia 666
COMUNICADOS A MIS HERMANOS LUCHADORES EN PRO DE LA LIBERTAD Y LA JUSTICIA... MENSAJES...
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COMUNICADOS A LOS ''GUEVONES K C KREEN LOS AMOS DEL MUNDO''

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martes, 22 de septiembre de 2009

Terapia 666

Estoy con una resaca terrible a cuenta del discurso de Obama. Cuando los hechos no nos iluminan, suelo desviar la mirada a los símbolos. Es lo que hacían en otra época agitada por pestes y guerras: la Edad Media. Un buen guía para disfrutarlos es Umberto Eco. Escribió algo más que "El nombre de la Rosa".

Aquí, en el Nuevo Mundo, también tienen sus secretos. La capital de Camelot esconde unos cuantos. Casi se aprecian a primera vista... Desde el cielo.

El más evidente está engarzado en el Mall, esa gran explanada de va del Capitolio al monumento a Lincoln. Está flanqueada por la Casa Blanca y el monumento a Jefferson. Los dos ejes se cruzan en el obelisco, en memoria a George Washington. No forman una cruz -que también- sino un diamante, uno de los símbolos de los masones. No es extraño. Washington, Benjamin Franklin, el arquitecto de la capital, Pierre L'Enfant, el de la Casa Blanca, James Hoban, el del Capitolio, Benjamin Latrobe, y el del obelisco, Robert Mills, eran masones.

Menos conocido es el pentagrama que dibujan la Casa Blanca y las glorietas de la capital: Dupont Circle, Scott Circle, Washington Circle, Logan Circle y Mount Vernon Square. En las tres primeras convergen además seis avenidas principales. Tres seises, 666, el número de la Bestia. Y un pentagrama invertido. Parece satánico. Quizás explique por qué el tráfico de esta ciudad es infernal.

Perdonad mi pulso. Sin embargo, la orientación actual de los mapas, con el norte arriba, despista. En la Edad Media, la clave era el Este, por donde sale el Sol, donde se supone que estuvo el Edén, donde todavía sobrevive Jerusalén, la ciudad sagrada. Y hacia el Este se orientaban. Eso cambia las cosas.

El Capitolio, el templo de la democracia, está ahora en la cima. El pentagrama no está invertido, ya no es el símbolo satánico, sino que representa entre otras muchas cosas al ser humano. Como el hombre de Vitruvio de Leonardo da Vinci. El diamante divino y la estrella humana pivotan en torno a un punto: la Casa Blanca.

A estas alturas ya debería estar claro por dónde va todo esto. La semana que viene sale a la venta la última novela de Dan Brown: "El símbolo perdido". El día del estreno no parece casual: 15/09/09, cuyas cifras suman 33, como los grados de la francmasonería en el rito escocés. El 15 de septiembre, la primera luna del equinoccio, se celebraban los misterios eleusinos. De ahí viene nuestra Pascua. La fecha también está ligada al "descubrimiento" de la cruz de Cristo en tiempos del emperador Constantino. Y a las cero horas del próximo martes se levantan las Pléyades sobre el Capitolio si mi planetario no me engaña. Otros van más lejos.

"El símbolo perdido" promete batir el éxito de "El código da Vinci". Sólo en Camelot, arranca con una tirada de cinco millones de copias y servirá para animar al resto de la industria editorial.

Los que no están tan contentos son los masones de Camelot. Temen que el libro desate una reacción similar a la que sufrió la iglesia Católica con las anteriores novelas del autor. No deja de ser irónico en un país que lleva los arcanos en la misma médula de la nación: el dólar. Una pirámide truncada de trece escalones, con el ojo que todo lo ve, y la leyenda "novus ordo seclorum", el nuevo orden de los siglos.

La novela de Brown está ambientada en Washington y la portada del libro está plagada de símbolos y pistas. Si se mira su imagen reflejada en un espejo, se descubren en tinta roja las coordenadas 37° 57’ 6.5” N 77° 8’ 44” W. Si lo miras boca abajo, aparecen las letras WW en la marca de agua. WW por William Webster, el único que ha dirigido el FBI y la CIA.

Webster encargó la escultura "Kryptos", que está a las puertas de los cuarteles de la CIA en Langley. Una obra curiosa. Hay un mensaje cifrado en el bronce. Empieza por emufphzlrfaxyusdjkzldkrnshgnfivj, una secuencia que aparece en Google. El texto no se ha descifrado por completo. Las coordenadas de la escultura son 38° 57’ 6.5” N 77° 8’ 44” W. Están a un grado exacto de las que da el libro. La discrepancia, según Dan Brown, es intencionada. Que yo escriba esto el 11-S os aseguro que es pura coincidencia.


FUENTE: Gabriel Herrero , ESPLENDIDO HERMANO...

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